Por: Daniela Burgos

Desde el quehacer fundamental de lo cinematográfico resaltamos para esta versión 15 del Festival de Cine Corto de Popayán, las miradas de la diversidad cultural y cosmovisión indígena del departamento del Cauca, visibles en el cortometraje documental “Kwe’sx ksxaw’nxi- Nuestros sueños” dirigido por Cesar Duvan Galarza Guetio y el tejido de comunicaciones de la comunidad, quien evidencia una de las problemáticas políticas y de identidad con la comunidad Nasa del Norte del Cauca, con el fin de establecer estrategias para la visibilización, fortalecimiento y protección de las tradiciones, costumbres y mejoras en el plan de vida de la comunidad.

Así pues, “Kwe’sx ksxaw’nxi- Nuestros sueños” resalta la importancia de la identidad cultural que se desarrolla, principalmente, por el territorio donde se encuentra asentada una comunidad, por los alimentos y la materia prima que brinda aquella tierra, y por la forma en cómo sus integrantes se desenvuelven con esos recursos. Es a través de estos elementos que las personas ordenan y proyectan sus vidas, pero cuando la comunidad se ve obligada a abandonar su territorio, la identidad se fractura, causando una crisis tanto vivencial como existencial, pues las bases fundamentales del edificio cultural se pierden, generando como consecuencia una pérdida del sentido de la vida.

Esto le sucedió a la comunidad de Toez – Caloto en el año 1994 cuando una avalancha, producida por el río Páez, causó una tragedia donde varias personas perdieron la vida y donde muchos de los sobrevivientes tuvieron que ser trasladados a otros territorios, perdiéndolo todo. Sin embargo, es necesario resaltar que es un pueblo que sigue existiendo, que continúa soñando, y que se sigue adaptando a una nueva vida.

En el documental “Kwe’sx ksxaw’nxi- Nuestros sueños”, se retrata este suceso a través de la experiencia de los mayores y mayoras sobrevivientes, haciendo énfasis en la resistencia que ha tenido esta comunidad por continuar con sus vidas a pesar de los acontecimientos sufridos. Aunque Toez pasó por un suceso doloroso, el documental nos muestra que es un pueblo capaz de seguir luchando por sus sueños.

Estructurado en tres partes, el documental retrata el proceso histórico que ha sobrellevado la comunidad de Toez. En la primera parte nos muestra imágenes de archivo del momento de la tragedia, acompañadas por el relato de uno de los sobrevivientes, Pelegrino Perdomo, quien tuvo que abandonar el territorio por precaución. Lo interesante de este apartado es que expresa las consecuencias de la pérdida de identidad: la dificultad para adaptarse a un nuevo territorio donde el clima, la forma de trabajar y los alimentos que esta tierra extraña brinda, resultan poco agradables, por ello Perdomo afirma “me aburrí [de esas tierras] y volví al territorio”, como una forma de recuperar su identidad, de sentirse en su hogar que conoce y aprecia. Es importante resaltar que, en esa identidad, la cosmovisión tiene una gran relevancia a la hora de comprender el mundo. Para Perdomo, el territorio no es un simple ente material que brinda alimento, sino un ser vivo que siente. Es así como para él, la avalancha no fue un simple desastre natural, sino la tierra enojada castigando a las personas porque habían sembrado amapola, una planta que no es propia del lugar y que únicamente desarmoniza con los frutos que brinda la tierra brinda.

La segunda parte del documental se centra en las consecuencias que sufrió la comunidad al momento de ser trasladada a otras tierras. Además de los cambios en la forma de trabajo y las siembras de alimentos, la identidad empezó a sufrir por el olvido de la propia lengua: el Nasa Yuwe. En palabras de Estella Hurtado, profesora entrevistada en el documental: “Nuestros mayores nos recomendaban mucho que no olvidáramos nuestro idioma; nuestro idioma es muy importante, desde Tierradentro lo hablábamos y cuando llegamos acá se nos estaba olvidando”. Esta etapa intermedia revela cierto nihilismo donde la comunidad se encuentra sumida en un vacío, desmotivación, desesperanza y pérdida de las bases que brindan sentido a la vida.

Sin embargo, en la última parte, se nos presenta la forma en cómo se ha ido adaptando la comunidad al nuevo territorio, cómo ha resistido y cómo su identidad se ha fortalecido con el accionar de sus integrantes. En esta etapa hay una aceptación de los sucesos pasados con el fin de continuar con la vida, reconstruyendo y modificando, de acuerdo al nuevo contexto territorial, las bases que brindan autonomía y sentido al pueblo de Toez.

Es importante resaltar que la memoria es algo esencial para las comunidades, pues no se trata de olvidar el territorio del que fueron obligados a abandonar, sino de llevarlo de manera interna como raíces que no fueron cortadas sino simplemente alargadas, por ello las entrevistas en Nasa Yuwe no fueron una decisión arbitraria, sino que nos recuerdan que la identidad de Toez sigue viva, fortaleciéndose constantemente.

El documental, en este tercer apartado, nos muestra que la identidad no es algo estático como si fuese una estructura sólida inmodificable, sino como un proceso que fluye y refluye con las situaciones que se presentan, ya sean buenas o malas. En el caso de la comunidad de Toez, nos retrata un pueblo que ha sido capaz de soportar los sufrimientos, penas y dolores, pero también cómo ha sido capaz de no dejar de soñar y de tener la esperanza de autorrealizarse a través de las condiciones que la vida misma le ha impuesto.

Finalmente, es fundamental hacer hincapié en las miradas y formas de narrar el territorio caucano, que resaltan el valor de la escucha, el lenguaje indígena y los procesos comunitarios que fortalecen la identidad y diversidad cultural del Cauca, siendo el cine la herramienta que nos permite narrarnos desde la mirada del otro, desde los espacios y acontecimientos que han marcado cada uno de los territorios del Cauca.