Tanto espectadores como realizadores tienen como mayor expectativa disfrutar de nuevas historias.

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El Festival de Cine Corto también presentará los trabajos audiovisuales en los barrios María Occidente y Lomas de Granada.

Foto: Victor López

 

Por: Jose Luis Rengifo Rojas.

La cita cinematográfica en Popayán inició este martes 10 de noviembre. Aquel encuentro nos ha reunido ya en 7 ocasiones con el nombre de Festival de Cine Corto de Popayán, donde un sinfín de sensaciones se mezclan en el cuarto evento más importante de la ciudad.

Aparentemente, en estos espacios se encuentra gente joven consumidora de cine, otros que sólo ven películas “caracoleras” y unos que paradójicamente no disfrutan del séptimo arte. Sin embargo estas alternativas culturales incentivan la participación de personas como Laura Marleny Guevara, quien a sus 57 ha sido puntual a todas las versiones del Festival, pues afirma que “los temas que se tratan en lo cortometrajes expanden la mirada hacia las problemáticas sociales”.

Hay personas como Yenny Quiñonez quien apoyan la idea de la señora Guevara, dado que “esta puerta cultural que abre Popayán, es un espacio donde se narran saberes y quehaceres de distintos lugares del país”, afirma la espectadora y realizadora audiovisual, quien precisamente participa en esta séptima versión del Festival con su trabajo llamado PIA.

Esa es otra cara del Festival, la de los realizadores, como Juan David Barbosa, quien es el productor de campo de Lejanía, cortometraje que participa por la categoría de ficción en el Festival. Esta muestra audiovisual cuenta la historia de una pareja rural, donde la mujer muere de forma natural y deja a su esposo solo. “Él debe empezar a hacer las labores domésticas como lavar y planchar ya siendo anciano”, afirma el productor, quien describe la historia como “algo tierno”.

El productor bogotano más allá del cortometraje, rescata la experiencia de trabajar con gente campesina, dado que son personas que “sólo les interesa ayudar”, asegura Barbosa. Y no es para menos, esa idolatría con los campesinos por parte del equipo de Lejanía, puesto que las ayudas de esta población implicaban sacrificios como desestimar el producido de leche diario de una vaca, con el fin de que el protagonista la aprendiera a ordeñar dado que una escena del corto se lo exigía.

Ellos tres, hacen parte de los 350 participantes acreditados para la séptima edición del Festival, quienes junto a 450 personas más, llenaron el Teatro Municipal Guillermo Valencia el primer día del evento cinematográfico.

No cabe duda que esta cita ha crecido notoriamente con cada edición, gracias a invitados de envergadura y la gran labor logística del Festival. El número de asistentes de la quinta versión llegó a cerca de los 2.500 asistentes a lo largo del evento; este año se espera que más de 4.500 personas participen en las funciones y talleres del Festival, debido a que la media del año pasado superó los 3.500 espectadores.

La cita continúa durante toda la semana, en un Festival de Cine Corto, que seguramente aumentará a decenas el número de su versión.